En un pequeño país centroamericano de 270.000 habitantes, tres músicos veteranos comparten con nosotros momentos de su vida cotidiana.

Paul Nabor, pescador de 79 años y legendario compositor, ha tocado la misma guitarra durante 53 años. Aunque ha olvidado la mayoría de sus canciones, su espíritu sigue siendo fuerte. Florencio Mess, un arpista maya, pasa su soledad fabricando violines, guitarras y arpas tradicionales mientras espera su próximo viaje fuera de su pequeño pueblo. El acordeonista criollo, Wilfred Peters, se enorgullece de haber tocado para la Reina de Inglaterra, su inefable encanto y humor es su antídoto ideal para la vejez.

Cada uno, a su manera, nos recuerda que nada es eterno, a medida que pasa el tiempo y el progreso se asienta. A pesar del desinterés de las generaciones más jóvenes, estos tres hombres extraordinarios nos ofrecen un atisbo de esperanza, libertad y humanidad.